Cuentecito
- El Primer Patriota y Mártir.
En la esquina que aparece en la postal que nos envió Javier Ibarra, el 13 de noviembre de 1799 en la noche, en esta esquina de la Joyería Cesareo, la que está mirando hacia la Plaza de los Coches, un soldado llamado Andrés Sevillano, en su ronda encontró pegado en la pared, el primer pasquín revolucionario que se hubiese publicado en Cartagena. Las autoridades con el Gobernador Zejudo a la cabeza, se dedicaron a investigar este asunto tan delicado, figúrense ustedes, nada más y nada menos que hablando en contra del Rey. Ya que era una cosa tan seria y la búsqueda no les llevaba a ningún lado, como les parece que utilizó los servicios de una “hechicera” que se llamaba Dolores Sosa, quien leyó el famoso “lebrillo” y en este apareció en el fondo la cara del facineroso. (El lebrillo es una palangana pequeña). Nos cuenta Raúl Porto del Portillo que el autor de esta cosa jamás vista, se llamaba Joaquín de Urbina, un empleado de la Comandancia del Real Cuerpo de Ingenieros de la ciudad. Inmediatamente se dieron a la tarea de apresarlo e interrogarlo, y finalmente cuando le aplican el “potro” allí confiesa que sí, que era él el autor del panfleto que había alborotado tanto a las autoridades coloniales. Fue condenado y en el mes de abril de 1800, o sea cinco meses después, lo embarcaron en un galeón rumbo a Cádiz condenado a cadena perpetua en la famosa prisión llamada “La Carraca”. De esta cárcel no salía nadie con vida. Ahí falleció nuestro primer patriota, mártir y revolucionario cartagenero. Y con este pequeño pasquín, se sucedió todo un movimiento que terminaría precisamente en otro Noviembre. doce años después, a las once horas el 11 del 11 de 1811 donde además de todo, celebramos por primera vez nuestras fiestas noviembrinas que duraron tres días en la casa de José María García de Toledo. Cuentan que nadie se perdió de esa fiesta.
En la esquina que aparece en la postal que nos envió Javier Ibarra, el 13 de noviembre de 1799 en la noche, en esta esquina de la Joyería Cesareo, la que está mirando hacia la Plaza de los Coches, un soldado llamado Andrés Sevillano, en su ronda encontró pegado en la pared, el primer pasquín revolucionario que se hubiese publicado en Cartagena. Las autoridades con el Gobernador Zejudo a la cabeza, se dedicaron a investigar este asunto tan delicado, figúrense ustedes, nada más y nada menos que hablando en contra del Rey. Ya que era una cosa tan seria y la búsqueda no les llevaba a ningún lado, como les parece que utilizó los servicios de una “hechicera” que se llamaba Dolores Sosa, quien leyó el famoso “lebrillo” y en este apareció en el fondo la cara del facineroso. (El lebrillo es una palangana pequeña). Nos cuenta Raúl Porto del Portillo que el autor de esta cosa jamás vista, se llamaba Joaquín de Urbina, un empleado de la Comandancia del Real Cuerpo de Ingenieros de la ciudad. Inmediatamente se dieron a la tarea de apresarlo e interrogarlo, y finalmente cuando le aplican el “potro” allí confiesa que sí, que era él el autor del panfleto que había alborotado tanto a las autoridades coloniales. Fue condenado y en el mes de abril de 1800, o sea cinco meses después, lo embarcaron en un galeón rumbo a Cádiz condenado a cadena perpetua en la famosa prisión llamada “La Carraca”. De esta cárcel no salía nadie con vida. Ahí falleció nuestro primer patriota, mártir y revolucionario cartagenero. Y con este pequeño pasquín, se sucedió todo un movimiento que terminaría precisamente en otro Noviembre. doce años después, a las once horas el 11 del 11 de 1811 donde además de todo, celebramos por primera vez nuestras fiestas noviembrinas que duraron tres días en la casa de José María García de Toledo. Cuentan que nadie se perdió de esa fiesta.
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