Cuentecito - Los Desagües o Husillos Por María Victoria García Azuero


Por María Victoria García Azuero


Cuentecito Desagües o Husillos
Perfectamente delineados e el mapa están los husillos, desagüando en el caño.
El desagüe de las calles de Cartagena, desde su trazado, se hizo pensando en la natural elevación que existía desde la Serrezuela en el Barrio de San Diego hacia el mar y los caños. Serrezuela por diminutivo de Sierra. Las calles estaban empedradas y como nos cuenta nuestro gran escritor Eduardo Piñeres Lemaitre, el empedrado no ocupaba toda la calle, sino que estaba localizado a la mitad haciendo un desnivel, formando un caño “de cuyos lados partían, de trecho en trecho, de dos en dos varas más o menos, hileras de piedra que terminaban en las aceras, como puede verse en algunas calles que aún lo conservan” situémonos años 1910 más o menos (Observen la foto). Y es aquí donde viene el cuentecito: “La nivelación de las calles para el desagüe era perfecto” y “las aguas se distribuían hasta llegar a los diferentes husillos (huecos debajo de la muralla por donde desembocaba el agua de lluvia) cuyos tamaños estaban hechos con la cantidad de agua que por cada uno de ellos debía salir”.
En la esquina de las Calles de La Soledad y San Agustín Chiquita existía una piedra triangular un poco alta. Don Amaranto Jaspe Franco, ese gran historiador y políglota, le contaba a don Raúl Porto del Portillo que nadie sabía para que servía esa piedra, estamos hablando finales de 1800, todavía no había tráfico vehicular, hasta que llegó de visita un ingeniero francés pariente del Emperador Napoleón III, y fue quien nos explicó la razón por la cual los españoles habían colocado precisamente ahí, la bendita piedra triangular. La mencionada piedra servía para canalizar el cauce de las aguas de lluvia que venían desde las calles del Tejadillo, Sargento Mayor, y Universidad, y de la Mantilla, Estrella y Soledad, que al llegar a esa esquina, la piedra distribuía el agua hacia la Calle del Porvenir, y Agustín Chiquita para desembocar en el Caño de San Anastasio, ver mapa.
Entonces, un día cualquiera, un alcalde cualquiera, ordenó levantar la piedra triangular de la esquina de la Calle de la Soledad y San Agustín. Como estábamos en época de lluvia, preciso, cae que aguacero torrencial, las aguas se descontrolaron, e inundaron las casas bajas vecinas a las calles mencionadas. Con el tiempo, además por ignorancia, los husillos se fueron tapando, no se les hacía mantenimiento, y el torrente de agua de lluvia bajaba hasta la Plaza de la Carnicería, por la Calle del Tablón, sin tener por donde desaguar. Pero continuará este cuentecito con el de la Plaza de la Carnicería.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cómo entroncan los Zubiría con los Martínez?

Las Dos Ramas Vélez de Cartagena Por María Victoria García Azuero

Conozca sus Raíces en Cartagena de Indias Bruce Mac Master Por María Victoria García Azuero