Cuentecito - El Cementerio de Manga Por María Victoria García Azuero

Cuentecito – El Cementerio de Manga
Apartes del libro Biografía de Personajes Cartageneros (Genealogías de las familias cartageneras)
En este relato sobre el Cementerio de Manga don Marcelino tiene mucho que ver. Hablando de don Manuel Marcelino Núñez Duarte, militar, comerciante y prócer.

El Comandante Manuel Marcelino, entró al Regimiento Fijo de Cartagena como cadete desde jovencito. En 1812, fue Diputado a la “Convención que expidió del Estado de Cartagena”. Para principios de 1815, fue arrestado en la Inquisición, junto con otras personas, y unos caraqueños, quienes estaban de acuerdo con el Libertador Bolívar, ante la negativa del gobierno de facilitarle a Simón Bolívar, tropas para atacar a Santa Marta. Al momento en que Bolívar ocupa La Popa, las autoridades deciden enviar a sus prisioneros, entre los cuales estaba Manuel Marcelino, a la ciudad de Charleston en los Estados Unidos.  Por medio de una suma pagada al capitán de la nave, estos fueron desembarcados en Kingston, Jamaica, donde Manuel Marcelino tenía establecido su negocio.  Al llegar se tropieza con que todos sus bienes habían sido “embargados y vendidos en pública subasta”.  Estando allí se entera de la llegada del Pacificador Morillo a la Isla de Margarita en Venezuela, y decide regresar de inmediato a defender a Cartagena.  Estuvo detenido en Bocachica, pero lo soltaron y le asignaron la defensa de la batería de la Tenaza, en El Cabrero,  y luego el baluarte del Reducto (donde estuvo la estatua gigante de la Virgen del Carmen) y Santa Isabel (demolido) en Getsemaní. El 5 de diciembre de 1815, se une a la emigración de más de 2 mil cartageneros y llega a los Cayos de Haití. Contribuye con una goleta comandada por al Almirante Brion, en la cual también estaban a bordo el doctor Ignacio “El Tuerto” Muñoz Jaraba, y otros patriotas.”. Fue también Comandante de las fuerzas patriotas en el Magdalena.  Y luego de su regreso a Cartagena en los años de 1820, se desempeñó como Representante, Senador y Gobernador.

 “A  la entrada de Morillo a Cartagena, en diciembre de 1815 y debido a la gran cantidad de cadáveres que encontró a su paso el Pacificador, viendo que en las bóvedas de las iglesias no había cupo para tantos muertos, Morillo ordena enterrar todos los cadáveres en la Isla de Manga. La Isla de Manga estaba comunicada por un puente levadizo de madera, y se llegaba cruzando el Revellín de la Media Luna atravesando el Pie del Cerro hacia la derecha.  Se escogió un pedazo de tierra el cual fue cercado con “palos de matarratón y otros arbustos”.

Manuel Ezequiel Corrales tuvo la gran fortuna de entrevistar a dos personas a quienes como prisioneros, les tocó conducir y darle cristiana sepultura a muchísimos de sus coterráneos, incluyendo a los Mártires.  También se les da santa sepultura a la gran cantidad de personas ejecutadas en los meses siguientes de la llegada del ejército español.  Estos dos señores fueron Andrés Estarita y el Coronel Joaquín María Tatis, quienes dieron su testimonio a Manuel Ezequiel, sobre esos meses tan terribles que vivió el pueblo cartagenero.

Año de 1823. Entra Manuel Marcelino en escena. Cartagena liberada.  Estaba recién llegado de su exilo en Jamaica y es nombrado Alcalde de la ciudad.  Viendo el estado en que se encontraba el Cementerio de Manga, logra “conseguir que se construyera una pared de calicanto que cerrara de firme el área del Cementerio, formado por las autoridades españolas en Diciembre de 1815, el cual tenía destruida la cerca de madera, que al principio se levantó para impedir la entrada de los animales a aquel lugar sagrado”.




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